tus pupilas dilatadas,
asustadas y ya enfermas,
eternas cobardes,
y poco claras con sí mismas.
huyen de la luz
de uno y dos errores,
de los rayos del sol,
y de lo llamativo de mi sangre.
prefieren que duermas para siempre,
esconderse,
y permanecer en la oscuridad
de tus párpados al cerrarse.
tus pupilas.
martes, 25 de septiembre de 2007
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