sábado, 31 de enero de 2009

Mudanza

abundante mezcla de sensaciones, vértigo ante ciertos sucesos, suspiro, y predominio de un sentimiento con grandes dejos de alegría.

sábado, 24 de enero de 2009

La Pedrera

















By: Eugenia Link

Punta del Diablo

















In this photo: Marina
















By: Eugenia Link

Cabo Polonio

















By: Eugenia Link

Punta del Este

















By: Eugenia Link

viernes, 16 de enero de 2009

The Killers

"¿are we human?"

Atrás

océano que ruge,
naranja en contraste,
una nube sostiene mi cabeza.
Me voy.
hundida en la profundidad del sonido,
un pensamiento.
Arena.
el tiempo detenido,
cielo azul marino,
huellas.
Te veo.
un recuerdo,
(de) construcción de momentos.

Lima. Vodka. Hielo


ahí va



- de uruguay y caipirinhas -

sábado, 10 de enero de 2009

De reflexión bañil (vió?)

Si alguno coincide en que el baño es un espacio que invita a la reflexión, como alguna vez he dicho, fácil le resultará entender lo que puede llegar a ser uno que tenga vista al bosque.
En el baño con la puerta abierta, luego de un cigarro de marihuana, mirando a través del balcón distintos verdes que habitan un sector de La Pedrera.
Árboles iluminados de frente por el sol con sus miles de hojas bailándole al viento.
Verdes claros, oscuros, y más oscuros. Un verde más negro que otro. Niveles de oscuridad y sensaciones de diferente densidad.
Fotos, videos, recuerdos, inventos.
Imágenes abstractas (o concretas) a las que me lleva ser testigo de los movimientos y sonidos de la naturaleza.
Viento. Un pájaro. Madera. Más pájaros. Hojas que chocan suavemente.

Momentos de reflexión en el baño.

Ñam


"........."

No sólo muchas veces me gustaría ser otra persona, sino que además muchas otras ni siquiera sé quién soy.

- a D.

martes, 6 de enero de 2009

Enero de playa

Dú, durú, durú, du, du, dú.
Durú, durú, du, du, du,
durú, durú, du, du, duuuu.
Me hundo en un cielo tan lleno de estrellas como de rojo mi cara.
Me pierdo en las luces, una más fuerte que otra, y en la profundidad de su llamado.
Pienso en infindad de cosas mientras una mano amable musicaliza la luna con dulces acordes
(y voces).
Tres estrellas me miran,
tres se esconden,
algunas gritan.
El cielo habla, susurra,
y yo me relajo.
Unas sensaciones adormecidas cobran vida,
y me visitan.
Más de las dos de la mañana en un hostel,
verano,
y olor a viento y bosque.
Siento mi quinta.
Pienso. Un suspiro de abstracción
en el hueco de mi estructura.
De fondo, muy de fondo,
un concierto de ranas, pequeñas,
volviéndome al mundo consciente.

- Gracias por la guitarra.

(concierto de ranitas a ser agregado cuando aterrice en Buenos Aires).

jueves, 1 de enero de 2009

2009

Lo más escalofriante de cada 31 de diciembre, es que todos (absolutamente todos los habitantes de este planeta), e independientemente de su religión, estado civil, sexo, edad, características personales y lugar geográfico que elijan para vivir, alzan sus copas pasadas apenas segundos las doce de la noche y sonríen, brindan, desean. Con quien sea.
Lo más escalofriante en cualquier sentido de cada 31 de diciembre es que todos - independientemente de cuán (in) feliz haya sido el año que concluye- anhelan para uno y desean para los otros uno aún mejor.
Es un día convertido en una burbuja gigante que desde la mañana va recolectando gotitas de esperanza y fragmentos del año que al caer la noche morirá, para finalmente explotar con furia cuando suenan las doce. Todas y cada una de las sensaciones que transitamos durante el año parecen estar raramente encapsuladas para hacerse presentes un día, una noche. Al final.

Este año, por primera vez en mi vida, esperé sola en casa que sonaran las doce. Miré tele, escuché música, cené, tomé cerveza y me sentí tranquila (casi como cualquier otra noche). Pero cuando el tiempo entre las 23hs y la medianoche se hizo considerablemente menor, atravesé pequeñas sensaciones distintas y naturales que me llevaron con delicadeza a un estado primero de exaltación y luego de entrega total.

Mirando el cielo en mi terraza con una copa en la mano y un cigarrillo de marihuana en la otra, sonreí una y otra vez ante el magnífico show de fuegos artificiales brindado por mis vecinos. Una puesta en escena para mis ojos y oídos que me golpeó de lleno. Explosiones de color rojo y azul, pequeñas bombas disparadas con alegría. Mi fascinación se la llevaron "los doraditos" que son los que abarcan una buena parte de cielo cuando estallan y parecen venirse encima de uno. Cuánto festejo, cuánta descarga, cuánto pulmón de ilusión.

Hacía varios años que no veía tanto despliegue de colores sobre el cielo oscuro de la medianoche invitándome a imaginar. Ó dibujar. Y saludar.
Muchas sensaciones me recorrieron durante minutos siempre con un dejo de tristeza, pero me quedo con las que se generaron cuando pensaba en cada una de las personas que hoy me importan. Y con lo que siento cuando pienso en que son parte de mi vida, y viceversa.

Melancolía y música.
El cielo y llamados. Sonrisa. Electro. E-lec-tro.

Gracias a los que están. Feliz año nuevo. A todos.

(Nos vemos a la vuelta de mis vacaciones)