Me tiré por el tobogán de agua,
y quedé mareada.
Los peces tocaban mis tobillos,
y besaban discretamente mis dedos.
El piletón de agua salada
me invitaba a zambullirme,
y algunas algas me apresaban.
Las sirenas de ojos miel y voces de algodón,
sugestivas y cubiertas de esmeraldas,
me llamaban y me llamaban.
Me atraían de a poco,
y la tierra se alejaba.
martes, 25 de septiembre de 2007
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