jueves, 27 de septiembre de 2007

De mujeres y de hombres locos

¿Por qué será que somos tan masoquistas?
O tan boludas dirían mi viejo, mi abuela y hasta yo...
Una y otra vez, siempre volvemos al mismo error pelotudo que ya nos hizo sufrir antes como unas condenadas. Le buscamos la vuelta, confiamos en que será distinto, nos entregamos de lleno, y volvemos a pegarnos duro. ¿Todo por qué? Ahhh! Por la inocente, vieja y atrofiada fábula del amor.
Es que en el fondo todas queremos para más adelante la pelotuda cerca blanca, una casita con chimenea, un tipo que te demuestre amor todos los días, y dos hijitos (no insistan, más no eh!!).
Pero bueno...deberíamos entender que si por algo dejaron de querernos hasta el momento, nada tiene por qué cambiar como por arte de magia. A no ser que lleves un culo divino, dos lolas para un monumento, una panzita re chata, y obvio "cero celulitis". O que, claro, hayas dejado atrás todas esas cosas que a él le molestaban...y bueno, en definitiva te vuelvas otra persona. "Pero chee! No todos son así!". No, claro. Por supuesto también está el que directamente busca lo que no encontró en una, en otra. Por supuesto chicos, que tengamos esto sabido no quiere decir jamás que bajo ningún aspecto vayamos a estar bien con la idea de imaginarlos con la chirusa, o peor aún de imaginarlos acercándola a nuestro entorno. Sean sabios, y salvo que la minita sea muuuuy importante para ustedes, alejarla de nosotras!
Ahora, qué es lo que pasa con los hombres? ¿Por qué será que son irremediablemente histéricos?
Cuando les demostrás cariño diariamente y les hacés saber que pueden contar con vos, se sienten un poco acorralados. Se vuelven distantes y a veces indiferentes.
Pero en cuanto sos un poco más independientemente que de costumbre, se vuelven locos. Se desesperan, piensan que estás con otro, se sienten abandonados, te empiezan a buscar ellos y reclaman tu atención.
Cuando te tienen, no te quieren. Cuando no te tienen, te quieren. Si eso no es histeria, yo soy Madonna.
A ver si nos entendemos muchachos. Lo más probable es que si nos alejamos un poco sea por cansancio (al demostrar cariño y a cambio recibir distancia). Pero tranquilos que seguramente al recibir repentinos gestos románticos de su parte, volvamos a la postura de costumbre. Y, como todo círculo vicioso, en ese momento ustedes comenzarán a nuevamente comportarse como idiotas. Ahí, por supuesto, vamos a volver a cansarnos. Pero OJO, que puede que esta vez algunas sí busquen a otro que aunque sea por ganas de coger, les diga cosas lindas todo el tiempo.
En fin, dos especimenes raros los hombres y las mujeres. Ustedes dirán, ¿y entonces ahora qué nos queda? No desesperen que me consta por experiencia propia que no son todos/as exactamente iguales. También están los muchachos y muchachas que con todas sus mañas y locuras te sujetan la mano para siempre y a vos no te dan ganas de soltarla ni un minuto. Sí, encontrarlos es como buscar una aguja en un pajar pero porque simplemente esto no se trata de una búsqueda. La gratificación está en que cuando lleguen, la recompensa será aún más grande que la victoria de un mundial para los hombres...o que no tener límite en la tarjeta de crédito para las mujeres. O al menos, soñemos con que así sea.

2 comentarios:

Jirafas dijo...

no me gusta el futbol, pero a la vez tampoco soy un gran consumista; de todos modos, una suve mirada constante sobre la mía la he comprobado solo una vez; y luego nos hemos amado. y como vos lo decis, jamás lo hemos buscado. mi gratificación es haberlo vivido, no para vivir del recuerdo sino para, en el caso de que no vuelva a suceder, haberme ido habiendolo conocido.

saludos

fede

Eu dijo...

Claro que la regla sólo se aplica en términos generales. O, en realidad, es sólo una linda idea.
Independientemente de dónde encuentres vos la gratificación más grande, creo que por tus palabras estamos de acuerdo en que el amor es algo bien grande.
Yo también me alegro de haberlo conocido.
Unos besos (grandes).
Euge