Indiscutiblemente torpe, atolondrada, y portadora de unas ojeras imborrables; ella se acercaba decidida, y buscaba esos labios casi con desesperación.
Por supuesto, una vez más, no podía alcanzar a tocarlos y se quedaba con un sueño frustrado y un deseo cada vez más fuerte e incontrolable.
Indiscutiblemente linda, terca, y dueña de unos ojos tristes; ella ahora se alejaba desolada y finalmente se disponía a guardar esos labios en una cajita de madera, y abrir la de metal...allí donde permanecían encerrados aquellos otros, sopresivamente tentadores.
Insoportablemente emotiva, se preparaba para deslilzarse sobre el arcoiris de su vida.
Mi amiga, la protagonista de un cuento adolescente.
sábado, 25 de agosto de 2007
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