viernes, 24 de agosto de 2007

Comer con la caja boba

En un restaurante que nada tiene que ver con el entretenimiento infantil, ¿a quién se le ocurre poner en dos plasmas Sony divinos de 29´ de esos que uno amaría tener en su casa a modo de mini cinema, imágenes de fondo de un canal estúpidamente horrible para niños? Lo único que puedo rescatar de esa pobre elección es que las imágenes no tenían audio.
De todos modos, el tema "televisor" cuando uno va a comer ya de por sí me molesta...desvía miradas, distrae cabezas, redirecciona la atención; y por sobre todas las cosas, interrumpe.
Vamos, que para comer frente a la tele está el living de casa. Ir a comer "afuera" tiene ese condimento de justamente alejarse de lo hogareño. Y eso implica, entre otras cosas, distanciarse de la caja boba. Una se arregla, se viste, se peina, se maquilla un poco y hasta se toma un colectivo para llegar al lugar donde le servirán un buen plato de comida. Entenderán que no vale la pena tanto esfuerzo para que quien quiera que te acompañe durante la comida tuerza el cuello, levante la cabeza, abra la boca y mire hacia arriba (aunque sea sólo por cinco minutos). Esa sí que es una imagen para evitar.
Se ve que hemos llegado al punto en que las relaciones humanas son subestimadas de tal manera, que ante la posibilidad de aburrimiento de los comensales, mejor tener algún aparatito que los entretenga lo suficiente como para llegar al postre y así pagar una buena cuenta.
En el último de los casos, si no se puede prescindir del televisor como objeto decorativo, bajo ningún aspecto puede estar varado en un canal de aire, tampoco en uno de cocina, ni en uno para niños, adultos, mascotas o alienígenas...y mucho (mucho) menos en uno de deportes. La única alternativa válidamente aceptable es la de los videos cool para acompañar una linda noche. Pero no, ni siquiera...solamente puede cumplir ese papel en un bar, en un restaurante no.
Y si por alguna de esas cosas tan locas de la vida (tan locas) no se puede evitar comer en un lugar con televisorcitos colgados del techo...¡no los miren!

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