¿Quién dice que tiene que ser tan difícil?
Quizás sea ideal abrazar la inmensidad de la cuestión, y dejar los detalles olvidados...o presentes pero como parte de la totalidad de un recuerdo. Aceptar el presente como viene, o como ha sido elegido para pasar a cosas mejores, o peores...pero en definitiva distintas.
Siento que despojarse del odio (sin dejar de estar de acuerdo con lo que uno piensa), es quizás la mejor manera de predisponerse para seguir adelante, avanzando, viviendo...buscando felicidad en los infinitos rincones del planeta. Porque si por el contrario dejo que la bronca se apodere de mí, es de alguna manera seguir atada a las mismísimas cosas que tienen que ser dejadas atrás.
Un paso firme sobre un camino incierto, para construir un andar seguro.
miércoles, 22 de agosto de 2007
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