- Mmm...estás segura?
- No, no sé boludo...cómo puedo estar segura.
Pienso, qué se yo...se me ocurre.
- Me parece algo arriesgado. Tal vez después todo empeore...
Pero otra vez, ¿quién soy yo para impedirte algo?
- Sí, la verdad...menos mal que detenés a tiempo la hipocresía.
De última, el problema después lo tengo yo. Obviamente tu hombro será el que me sostenga...pero para eso estás. O no? Ojo con el “te lo dije”.
- Bueno, dale...estoy con vos entonces. Pero tenés que apurarte...dale que sino nos alcanzan los 30.
domingo, 1 de julio de 2007
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