Cuando todos estén durmiendo,
dame un beso de esquimal,
y acariciame con el calor de tu respiración.
En mis sueños veo tu cuerpo,
y mis brazos te reciben.
Te recuerdo en el olvido,
me pierdo en el fragmento,
y resucito con tu aroma.
El discurso se muere,
y la retórica se desfigura.
Tu discurso continúa,
pero los detalles prevalecen.
martes, 22 de julio de 2008
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