Caminando solito por la calle,
un amante de aroma penetrante,
alto, lindo, y elegante,
misterioso y atrapante.
De entrega desbordante,
y andar determinante,
mirada dulce y alarmante,
peligro exuberante.
Su paso trepidante,
y el latido de mi corazón,
sorpresivamente tolerante.
Así como si nada,
la excitante fiebre me despierta,
y me arranca de este sueño rimbombante.
viernes, 18 de julio de 2008
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