sábado, 2 de junio de 2007

Inercia

Hoy me encontré caminando casi por inercia.
Recorriendo con un andar asombrosamente tranquilo las calles y el asfalto de todos los días, rodeada de las personas e inmundicias humanas que al menos día por medio exaltan mi mirada. Pero hoy mis ojos estaban ciegos, o al menos desviados temporalmente del espectáculo callejero de Buenos Aires.

No sé por qué horizontes lejanos, o rincones oscuros vagaba mi mente, pero ciertamente no estaba siendo consciente de los pasos que mis pies daban sutilmente sobre la vereda.
Absorta y lejana, desde algún rincón mi cabeza daba las órdenes necesarias para que mi cuerpo ejerciera movimiento. Ni siquiera puedo recordar en qué cosas pensaba, seguramente pensaba en todo, o en nada.
Era como un estado de relajación absoluta, donde nada importaba, donde en realidad nada existía, donde yo no era. Sólo las esquinas me recordaban que todavía hay un mundo girando alrededor del sol, y que en él convergen infinidad de prototipos humanos, como los conductores impertinentes envueltos en desesperación ante una luz amarilla.
Una vez cruzada la boca calle, el contexto se volvía invisible ante mis ojos, y yo invisible ante los suyos. Liviana, con la mente en blanco, casi flotando.
“Namasté”, diría mi antigüa profesora de yoga.
Cuando llegué a destino, la gran puerta de vidrio se abrió invitándome a despertar…o mejor dicho, a adormecer durante medio día mis sentidos, a adormecer mis pensamientos de nada, de todo y nada.
Una vez traspasados los límites de adentro y afuera, me chupó la cápsula con toda su fuerza y como en realidad hacia allí me dirigía, no opuse resistencia. Ingresé por propia voluntad a una burbuja de dos pisos y medio, aquella que me estructura la vida desde hace algún tiempo.

Para mi delicioso alivio, dentro de un plazo corto esta realidad tendrá su fin. Este presente será pasado, y con él se irán –espero- las desgracias de mi creatividad anestesiada. Una pincelada de esperanza, una luz al final del túnel, un terreno incierto que se presenta como objeto curioso de deseo, anhelo, y misterio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

tiempo de descubrir,
quien nos dice la verdad
quien esta mintiendo.
una carroza de cristal,
blancanieves se caso de apuro.

vale aventura en vez de comodidad, dale para adelante.

muy lindo tu blog!