martes, 6 de enero de 2009

Enero de playa

Dú, durú, durú, du, du, dú.
Durú, durú, du, du, du,
durú, durú, du, du, duuuu.
Me hundo en un cielo tan lleno de estrellas como de rojo mi cara.
Me pierdo en las luces, una más fuerte que otra, y en la profundidad de su llamado.
Pienso en infindad de cosas mientras una mano amable musicaliza la luna con dulces acordes
(y voces).
Tres estrellas me miran,
tres se esconden,
algunas gritan.
El cielo habla, susurra,
y yo me relajo.
Unas sensaciones adormecidas cobran vida,
y me visitan.
Más de las dos de la mañana en un hostel,
verano,
y olor a viento y bosque.
Siento mi quinta.
Pienso. Un suspiro de abstracción
en el hueco de mi estructura.
De fondo, muy de fondo,
un concierto de ranas, pequeñas,
volviéndome al mundo consciente.

- Gracias por la guitarra.

(concierto de ranitas a ser agregado cuando aterrice en Buenos Aires).

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