El misterio encapsulado en una caja de regalo
azul.
Miradas atónitas ante un diálogo incoherente,
como siguiendo un partido de tenis que nunca termina.
Un espacio bastante común que se vuelve barrera en nuestas caras
como forma de comunicación un tanto desfigurada.
Se despierta una confusión de la que hacía rato no sabía nada,
raro.
Me hundo en lo más carnal de las sensaciones
para alejarme de la inestabilidad de las palabras.
Una idea, un momento, un diálogo de pony,
y ciertos límites desdibujados.
Situaciones peligrosas en la última parte del año
otra vez.
sábado, 4 de octubre de 2008
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