Si uno lee (para adentro o en voz alta), determinada cantidad de veces una palabra, la misma empieza a perder sentido o a desvincularse del sentido que nosotros aplicamos a dicha palabra (léase: la definición). Es como si se desvaneciera en el aire y quedara ahí flotando para volverse, incluso, un poco ridícula al oído.
Pienso en ejemplos como: racimo, establo, ración.
miércoles, 5 de agosto de 2009
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1 comentario:
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